La expansión humana, la destrucción de los hábitats naturales, la contaminación y el cambio climático han conducido a niveles de biodiversidad que se consideran por debajo del umbral “seguro” para los ecosistemas mundiales. Y las consecuencias de la pérdida de biodiversidad no se limitan a la extinción de ciertas especies carismáticas.
Un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences muestra que una menor biodiversidad en una zona aumenta el riesgo de un efecto dominó de extinciones, en el que la desaparición de una especie puede provocar que otras sigan su ejemplo.
La investigación, llevada a cabo por ecologistas de la Universidad de Exeter, demuestra que la pérdida de una especie en una zona es peligrosa porque hace que la comunidad ecológica circundante sea más simple y, por tanto, menos resistente al cambio.
Tiene sentido: cuantas menos especies existan en una zona, menos habrá disponibles para “llenar el hueco” dejado por otras extinciones. Otras especies del ecosistema tendrán menos alternativas a las que recurrir. Por ejemplo, si quedan menos insectos en toda una región, los murciélagos y anfibios que se alimentan de ellos sentirán mucho más la pérdida de una sola especie.
“Las interacciones entre especies son importantes para la estabilidad de los ecosistemas”, afirma Dirk Sanders, autor principal y profesor del Centro de Ecología y Conservación de Exeter, en un comunicado de prensa. “Y como las especies están interconectadas a través de múltiples interacciones, un impacto en una especie puede afectar también a otras”.
El equipo de Exeter investigó esta idea eliminando una especie de avispa de los ecosistemas de prueba. En muchos de estos sistemas, la desaparición de la avispa provocó la extinción indirecta de otras especies en el mismo nivel de la red alimentaria. En las comunidades más sencillas, el efecto fue aún mayor. Sanders subrayó que la pérdida de biodiversidad podría causar “cascadas de extinción desbocadas”.

Esta investigación hace sonar otra funesta campana de alarma en un momento de crisis de la biodiversidad. Incluso si no le interesan las especies emblemáticas, como los osos polares, la crisis también podría tener ramificaciones para las especies que a todo el mundo le importan, como los cultivos que son la base de nuestro suministro mundial de alimentos. Los estudios que muestren la repercusión de las extinciones en los ecosistemas podrían impulsar los esfuerzos para proteger la biodiversidad mundial.